martes, 19 de abril de 2016

Sharktopus vs Pteracuda



Jurassic World es una sharkploitation. Con mucho más dinero, con muchísimo más, pero  una sharkploitation. O muy parecida a una. Porque si se coge el argumento del blockbuster de los dinosauros y se compara con Sharktopus vs Pteracuda (la secuela del escualo-pulpo) se encontrarán un gran número de puntos en común.
¿Metáfora de lo que representa una película respecto a la otra?
La trama de Jurassic World incluye a un híbrido genético, el Indominus Rex (genoma base de un t-rex, mezclado con genes de sepia, de ranas arborícolas y un poquito de velociraptor), a un cuidador de animales bondadoso, a un malvado que quiere usarlos con fines militares y a un pterodáctilo enfrentándose a un monstruo marino, el mosasaurus:





Todo tan tremendamente parecido a Sharktopus vs Pteracuda...


Resulta que Lorena, una bióloga que trabaja en un acuario dentro de un resort vacacional, encuentra un huevo de sharktopus.

Cuchi, cuchi, cuchi
 Mientras tanto, un muchimillonario maloso (¿una tautología?) ha llenado los huecos del ADN de un pterodáctilo con los de la barracuda para conseguir cualidades anfibias. Resulta curioso como compara el uso de drones para la guerra con el de los animales mutados, de la misma forma que su homólogo Vincent D’Onofrio en Jurassic World.
 
Pteracuda (o barradáctilo) es un alma libre y no puede ser controlada (hay una sub-trama por ahí de un hacker que quiere vender al mutante al mejor postor o algo así...) y escapa. Y el sharktopus, que ya es adulto, también se fuga. Los dos bichos comienzan sus peleas, en un giro argumental que nadie esperaba, que se alargarán durante todo el metraje. Por el camino matarán a un puñado de incautos que pasaban por allí:


El highlight con mayúsculas de la película, el HIGHLIGHT, lo protagoniza Conan O'Brien, un tipo tremendamente popular en los Estados Unidos por presentar uno de esos late-nights con décadas en emisión. El presentador está bebiendo un martini bajo su sombrilla cuando el balón de unos muchachos que juegan al vóley-playa lo golpea. En el momento en que se levanta enfadado a reñirlos, un tentáculo del sharktopus aparece por la playa y ¡lo empala!. No contento con eso, el escualo-molusco le arranca la cabeza de un mordisco y la escupe. La cabeza de Conan acaba siendo confundida con el balón de vóley hasta que acaba en la arena.










Un puñado de decapitaciones, desmembramientos y mucha agua teñida de rojo más tarde, quedan dos protagonistas humanos, porque además de la bióloga tenemos a un militar que parece que va a enrollarse con la chica en cualquier momento pero no lo hace nunca.

Un inciso: se podía haber profundizado más en la relación entre el sharktopus y Lorena. A lo Liberad a Willy, una relación de amistad, o, ya puestos, a lo King Kong, amour fou entre el mutado y su cuidadora. Así, me parece decepcionante que el sharktopus no suba a un rascacielos con la chica y allí ser atacado por aviones. Supongo que imitar con sus tentáculos al hentai de Evangelion sería demasiado…
 
La decepción se pasa pronto porque el final es tan adorablemente pulp que dan ganas de abrazarlo (si los finales pulp se pudieran abrazar, claro). El tipo se monta en unos treinta segunditos o así el "arma definitiva" contra los mutantes: ¡un lanza arpones! Las barracudas se sienten atraídas por objetos brillantes así que usan una bola de espejos de discoteca como cebo para después hacer volar a los dos bichos por los aires.

“Nada puede sobrevivir", nos dicen, que es una frase que indica claramente que el sharktopus ha sobrevivido y volverá. Para enfrentarse a la ballena-lobo, nada menos…

miércoles, 9 de marzo de 2016

Sharkansas Women's Prison Massacre



La sharkploitation no tiene límites. En un paso más hacia los cruces imposibles, o inverosímiles más bien, recupera un sub-género del erotismo de serie B muy popular durante los 70 y que tuvo sus últimos estertores a principios de los 80, el conocido como Women in Prison o, simplemente, WIP. Como su propio nombre indica, estas películas estaban protagonizadas por mujeres encarceladas. Entre sus imágenes arquetípicas las duchas comunales, peleas entre las internas y una pizca de sadismo. Añádase además el término massacre al título, palabra slasher donde las haya desde aquella inolvidable matanza en Texas.  Y hablando de estados, ¿a  nadie se le había ocurrido antes convertir Arkansas en Sharkansas? Además, una antigua actriz porno en los créditos y quizá sea la mejor sharkploitation de todas. ¿Exceso de hype? Psé.

Aquellos que desencadenan la catástrofe (o no, según se mire, porque sin catástrofe no habría peli), es una compañía de fracking. Muy actual, recordemos que el villano de los Cazafantasmas era un responsable de medio ambiente. Así, una serie de explosiones en busca de petróleo han abierto una grieta en la corteza terrestre y liberado a un grupo de tiburones prehistóricos...

Mientras tanto, un grupo de presidiarias (cinco, para ser exactos) son llevadas a un bosque para realizar un trabajo que no queda claro. Huelga decir que la cárcel nunca se ve, los límites presupuestarios y la mayor parte de la acción sucede entre árboles a plena luz del día. Las reclusas portan un uniforme penitenciario que consiste en unos shorts y en una camiseta de tirantes blanca y protagonizan (in)voluntarios concursos de "camisetas mojadas".

Pronto son liberadas por Honey (Dominique Swain, la Lolita de Adrian Lyne), amante de una de las presas, Anita (la voluptuosa Cindy Lucas) y el grupo, del que hay que restar a una presidiaria y a un policía; y añadir a un par de geólogos; se refugia en una cabaña  situada en una especie de bayou. Ahora, no falta de nada, ni siquiera un jacuzzi…

Aquí comienza realmente la película, su gimmick y razón de ser. Una de las chicas huye al ver las aletas del tiburón pero el escualo se convierte en topo, es un decir, continúa "nadando" bajo la tierra y, en off, corta la pierna de la chica (curiosamente, no se come nada porque más tarde aparece el cuerpo amputado y la pierna en cuestión) y deja sangrientas salpicaduras en la lente de la cámara.

El delirio se apodera de la película en su último tercio. Los tiburones-topo (sharkasaurus los llaman) cercan al grupo en la cabaña que funciona como si fuera una barca en medio del agua. La tierra removida por los tiburones vuelve a su estado normal de la misma forma que el líquido elemento.

En la casa encuentran un puñado de armas (compradas en la tienda de la esquina porque se huele el plástico barato aunque estén en Arkansas a pesar de que la película, en realidad, está rodada en Florida) en la casa y preparan una estratagema para engañarlos y huir a través de unas cuevas, los tiburones no pueden atravesar las rocas ha explicado uno de los geólogos.

El plan es el siguiente: crean un muñeco vestido con vaqueros y camiseta, y le añaden la sangre del policía,  porque los sharkasaurus (o tiburones-topo) pueden distinguir una forma humana pero no diferenciarla de un muñeco, un descubrimiento de El tercer lunes. El mismo oculta una bomba que explota después de ser disparada por Honey tras espetar "¡Nací para hacer esto!". O sea, que la chica nació para disparar a un muñeco para confundir a un grupo de tiburones que pueden nadar bajo tierra. Supongo, entonces, que yo nací para escribir sobre ello. Ha llegado mi momento, ¡cuán feliz soy!

La última parte transcurre dentro de las cuevas y mueren todos. O casi... La verdad es no importa. 

No se ha dicho nada sobre Traci Lords pero es que su papel podría ser suprimido completamente de la película y la historia funcionaría igual. Lo cual es meritorio. Protagoniza los interludios cómicos aunque es difícil separar  la comedia voluntaria de la involuntaria en la sharkploitation. 

¿Es Sharkansas Women Prison Massacre la mejor  sharkploitation de todas? No. Pero tampoco la peor,  ni de lejos.


lunes, 6 de abril de 2015

Las apps de William Castle (II)

Hoy les ofrecemos un triple feature. Tres títulos que se sitúan como los más conocidos del productor y director William Castle, ya instalado en Hollywood tras su "periodo de aprendizaje". Por un lado, contienen sus apps más estrambóticas. Por otro, dos fueron remakeadas. Un inciso: el dvd de la secuela del remake, Return to House on Haunted Hill (sí, para informarles del dvd de la secuela del remake existe este blog) ofrece la posibilidad de elegir siete líneas alternativas de la historia para crear hasta noventa montajes distintos de la película al estilo "Elige tu propia aventura (o pesadilla)", gimmick del que Castle se hubiera sentido orgulloso.

Navigational Cinema technology, anodino nombre

El tercer film en discordia, segundo en cronología, es irrepetible y no remakeable, el Ciudadano Kane de Castle... Pero no adelantemos acontecimientos, comencemos por el principio, aquel día en el que un millonario invitó a un grupo de desconocidos a pasar una noche en su mansión de la colina. Los que sobrevivieran recibirían 10 000 dólares.


Para House on Haunted Hill, Castle inventó el Emergo. ¿Y qué era el Emergo? Pongámonos en situación: corre el año 1959, una noche de tormenta la jefa de las animadoras de tu High School (puestos a imaginar) ha accedido a ver contigo una película de terror. En la pantalla la siguiente secuencia:

 
Entonces entraba en acción el Emergo, un artilugio (un sistema de poleas en realidad pero mantengamos la magia) que conseguía que un esqueleto de plástico cruzara la sala por encima de las cabezas de los espectadores.

Otro éxito y la productora Columbia comenzó a financiar sus films. Ahora podría hacer una película en ¡veinte días!, mejora considerable con respecto a los diez o doce habituales. Y Castle no defraudó y dirigió The Tingler, "la mejor película de la historia", según John Waters. ¿Y por qué no? Una película que algunos espectadores podían sentir gracias al ¡PERCEPTO! Un dispositivo situado bajo algunas butacas a lo largo del país que, en un momento determinado, transmitía pequeñas vibraciones a los espectadores sentados sobre ellas. Resulta curioso comprobar cómo Castle integra la delirante idea en la narración con la introducción que se convertirá en marca de la casa:


"Soy William Castle, el director de la película que van a ver a continuación. Me siento en la obligación de advertirles que algunas de las sensaciones y algunas reacciones físicas que sentirán los actores de la pantalla también podrán experimentarlas por primera vez en la historia del cine ciertos miembros del público. Y digo ciertos miembros porque algunas personas son más sensibles a estos misteriosos impulsos eléctricos que otras. Estas desafortunadas y sensibles personas pueden llegar a percibir una extraña y escalofriante sensación. Otras la sentirán con menos fuerza. Pero no se alarmen, pueden protegerse. En el momento en que experimenten una sensación de angustia pueden aliviarse de inmediato… gritando. No se avergüencen de abrir la boca y sacar todo lo que lleven dentro porque la persona que está sentada a su lado probablemente también gritará y recuerde esto: su grito en el momento adecuado puede salvarle la vida."



Vincent Price interpreta a un patólogo que busca el origen del miedo, aquello que provoca el escalofrío en la columna vertebral. Así se titula la película en castellano, Escalofrío, pero se seguirá con el nombre en inglés The Tingler, en parte por esnobismo (regresaremos sobre el mismo en la parte 3), siempre queda más cool citar las películas en su lengua original; en parte porque suena a nombre de bicho. Porque ese escalofrío es algo sólido, físico y tenemos una foto del susodicho bicho:

¡El Tingler escapa!


La forma de evitar al tingler es gritando. Si alguien no puede, lo matará de miedo. Así, en un giro meta-cinematográfico (ya se advirtió en la anterior entrada que la expresión aparecería) de la película, el tingler se escapa dentro de una sala de cine. Se cuela en la cabina, ataca al proyeccionista, detiene la reproducción y se pasea por la pantalla. El clímax es de auténtico manicomio. La pantalla queda en negro y se escucha una locución: “Señoras y caballeros, por favor, que no cunda el pánico pero griten, griten para salvar sus vidas. El tingler está perdido en la sala y si no gritan, puede matarles."Y ahí el Percepto hacía de las suyas... haciendo vibrar alguna butaca. Parte del público chillaba mientras otros se burlaban y señalaban. La pantalla continuaba en negro:

Un ejemplo de la pantalla, aunque igual se había captado la idea

Y la locución seguía: "Griten, griten, sigan gritando, griten por su vida. Señoras y señores, el tingler ha quedado paralizado gracias a sus gritos. Ya no hay peligro. Ahora continuemos con la proyección de la película."

Otro éxito, el público repetía para intentar sentarse en la butaca trucada, los niños telefoneaban a los cines preguntando por el Percepto y crearon clubs de fans del director. Castle se convirtió en una figura popular, como Hitchcock, solía aparecer en los trailers, y sus advertencias antes de las películas lo colocaron delante de la cámara, él era su propia marca. En 13 fantasmas (1960), interrogaba a los espectadores acerca de su creencia en fantasmas:


La película se proyectaría en un sistema denominado Illusion-O. Con la entrada de cine entregaban esto:
Si querías ver los fantasmas, mirarías a través del rojo. Si por el contrario, estabas demasiado asustado, mirarías por el azul y los fantasmas desaparecerían. El gimmick funcionaba de la siguiente manera, el film se exhibía en blanco y negro, y las secuencias con fantasmas viraban al azul mientras que los seres sobrenaturales aparecían en rojo. Como algunas imágenes, solo algunas, valen más que mil palabras y yo ya llevo unas cuantas, aquí van dos de los trece fantasmas:


En realidad, los fantasmas eran visibles sin las gafas pero esto no tiene importancia...
 

Aquí finaliza nuestro programa triple de hoy. Castle no volvió a utilizar apps tan físicas en sus películas pero aún tenía ideas para jugar con el espectador. En la próxima entrega, "el descanso del miedoso", "el rincón del cobarde" y "la votación del castigo". También se tentará a la suerte con La semilla del diablo y se contará una historia personal que para eso existen los blogs, ¿no? ¿O son para informar sobre el dvd de la secuela del remake?