Jurassic World es una sharkploitation. Con mucho más
dinero, con muchísimo más, pero una
sharkploitation. O muy parecida a una. Porque si se coge el argumento del
blockbuster de los dinosauros y se compara con Sharktopus vs Pteracuda (la secuela del escualo-pulpo) se
encontrarán un gran número de puntos en común.
¿Metáfora de lo que representa una película respecto a la otra? |
La trama de Jurassic
World incluye a un híbrido
genético, el Indominus Rex (genoma base de un t-rex, mezclado con genes de
sepia, de ranas arborícolas y un poquito de velociraptor), a un cuidador de
animales bondadoso, a un malvado que quiere usarlos con fines militares y a un pterodáctilo
enfrentándose a un monstruo marino, el mosasaurus:
Todo tan tremendamente parecido a Sharktopus vs Pteracuda...
Resulta que Lorena, una bióloga que trabaja en un acuario
dentro de un resort vacacional, encuentra un huevo de sharktopus.
Cuchi, cuchi, cuchi |
Pteracuda (o barradáctilo) es un alma libre y no puede ser
controlada (hay una sub-trama por ahí de un hacker que quiere vender al mutante
al mejor postor o algo así...) y escapa. Y el sharktopus, que ya es adulto, también se fuga. Los dos bichos comienzan sus
peleas, en un giro argumental que nadie esperaba, que se alargarán durante todo
el metraje. Por el camino matarán a un puñado de incautos que pasaban por
allí:
El highlight con mayúsculas de la película, el HIGHLIGHT, lo
protagoniza Conan O'Brien, un tipo tremendamente popular en los Estados Unidos
por presentar uno de esos late-nights con
décadas en emisión. El presentador está bebiendo un martini bajo su sombrilla
cuando el balón de unos muchachos que juegan al vóley-playa lo golpea. En el momento en que se levanta enfadado a reñirlos, un tentáculo del sharktopus
aparece por la playa y ¡lo empala!. No contento con eso, el escualo-molusco le
arranca la cabeza de un mordisco y la escupe. La cabeza de Conan acaba siendo
confundida con el balón de vóley hasta que acaba en la arena.
Un puñado de decapitaciones, desmembramientos y mucha agua
teñida de rojo más tarde, quedan dos protagonistas humanos, porque además de la
bióloga tenemos a un militar que parece que va a enrollarse con la chica en
cualquier momento pero no lo hace nunca.
Un inciso: se podía haber profundizado más en la relación
entre el sharktopus y Lorena. A lo Liberad
a Willy, una relación de amistad, o,
ya puestos, a lo King Kong, amour fou entre el mutado y su cuidadora. Así, me parece
decepcionante que el sharktopus no suba a un rascacielos con la chica y allí
ser atacado por aviones. Supongo que imitar con sus tentáculos al hentai de Evangelion sería demasiado…
La decepción se pasa pronto porque el final es tan adorablemente
pulp que dan ganas de abrazarlo (si los finales pulp se pudieran abrazar, claro).
El tipo se monta en unos treinta segunditos o así el "arma
definitiva" contra los mutantes: ¡un lanza arpones! Las barracudas se
sienten atraídas por objetos brillantes así que usan una bola de espejos de
discoteca como cebo para después hacer volar a los dos bichos por los aires.
“Nada puede sobrevivir", nos dicen, que es una frase
que indica claramente que el sharktopus ha sobrevivido y volverá. Para enfrentarse
a la ballena-lobo, nada menos…