Dicen
que la arquería está de moda en los Estados Unidos. Dicen que la culpa la tiene
una película que lleva cuatro semanas consecutivas aupada en el número uno de
las más taquilleras. Y dicen que es una película notable. Llegó la hora de
cambiar el lema de este blog. El nuevo es: “Todo el mundo habla de Los juegos del hambre”.
Escribí
sobre la trilogía en 2010, concretamente aquí. Hoy lo recupero (hay que
reciclar) y añado las reseñas del resto de libros de la saga (¡en exclusiva!),
también escritas hace un tiempo cuando la película se encontraba en
pre-producción.
LOS JUEGOS DEL HAMBRE
En las
solapas del libro se leen adjetivos como “obsesionada” y “adictivo”
pronunciados por los superventas, y tocayos, Stephenie Meyer y Stephen King. Se pueden
añadir más: valiente, sorprendente, brutal, inteligente y escalofriante por momentos;
mientras se subscriben la obsesión y la adicción. Una muestra, en el primer
capítulo se lee “si pudiéramos escoger entre morir de hambre y morir de un tiro
en la cabeza, la bala sería mucho más rápida”.
Los juegos del hambre presenta un mundo futurista
donde un país está dividido en distritos controlados de forma tiránica por el
Capitolio. Para recordar su poder, y humillar a sus subordinados, cada año
organiza una competición televisada, que da título al libro, en la que 24
jóvenes llamados tributos, un chico y una chica por distrito, pelean a muerte.
Aunque
pareciera que el lector desea ¡que comiencen los juegos!, la parte central, de
estrategias, campos de entrenamiento y conseguir patrocinadores es tanto o más
interesante y otra forma de competir a la que los tributos tienen que
enfrentarse. La ciencia-ficción da para crear animales monstruosos o modificar
el clima a capricho, más enemigos con los que pelear.
Y, en
medio de la encarnizada lucha, un romance. Un romance nada empalagoso, que
avanza poco a poco y que evoca a la más clásica de las historias de amor.
La
autora mantiene el dramatismo de la muerte, algunas bastante violentas aunque
no se recrea en lo gráfico, en una historia como esta se corre el riesgo de
insensibilizar al lector.
La
crítica es evidente, pero no por ello menos efectiva. Lo vacío de la sociedad
moderna, despiadada con sus semejantes, que se preocupa por su imagen mientras
gran parte del mundo se muere de hambre. Pero podemos verlo cómodamente en la
televisión. Pan y circo, Los juegos del
hambre.
EN LLAMAS
“Lo
único que me distrae de mi situación actual es fantasear sobre asesinar a (…).
No son unas fantasías demasiado bonitas para una chica de diecisiete años,
supongo, pero yo las disfruto mucho.”
Algunos
se sentirán sorprendidos por estas líneas. Los que hayan leído Los juegos del hambre no. Pero se volverá
sobre esto después.
En llamas es el segundo libro de la saga. Lo que era
una prueba de supervivencia se convierte
en algo más global en esta entrega, una auténtica revolución es lo que plantea
esta novela, “matarán mi cuerpo pero no mi espíritu”.
De
nuevo, la preparación a los juegos vuelve a sorprender, plantando semillas para
lo que ocurrirá después. Porque hay Juegos del Hambre, y son especiales. Collins
intenta hacerlos distintos y lo consigue. Logra que escenas plácidas transmitan
verdadero horror. La parte final, aunque ha perdido capacidad de sorpresa,
quizá el problema más destacado como se decía antes, sigue siendo ingeniosa.
La
autora crea un triángulo amoroso bien trazado y no se asusta al hablar de
desnudez, alcohol o drogas. Además, retuerce y retuerce la crítica a la
sociedad actual. Su aporte más descarnado es un banquete en el que los
invitados ya saciados, vomitan para volver a llenarse el estómago.
Quizá En llamas no sea más que un bestseller pero es un buen bestseller. Y hace pensar que es más que
muchos libros para adolescentes, o para young
adults que el inglés es más preciso en cuanto a la adecuación de la edad
lectora. Sin ánimo de profundizar en el tema parece ser que han acuñado el
término “crossover” para referirse a una mezcla entre novela para adolescentes
y novela para adultos. En llamas está
en esa línea y es un libro más que interesante.
SINSAJO
“Rosas,
lobos mutados, tributos, delfines glaseados, amigos, sinsajos, estilistas, yo.
Esta noche, en mis sueños, todos gritan.”
Con
este libro finaliza la trilogía Los
juegos del hambre. La palabra, inventada por la autora, designa a uno de
sus animales, un ave imaginario.
Si la
primera parte versaba sobre una lucha por la supervivencia y la segunda sobre
una rebelión, Sinsajo es una gran
reflexión sobre lo inútil de la guerra, de todas las guerras y la gran pérdida
que producen, las vidas humanas. Se
asiste al drama de los refugiados, a ver la muerte de los seres queridos, a la
tortura o a las secuelas de lo vivido, pesadillas que conducen casi a la
locura.
Collins
no se detiene ahí. Critica la política,
la considera solo marketing, el “es mejor parecer que ser” y la dictadura de la
imagen. Hay líneas que llenan de desesperanza, de odio al ser humano: “dejar
que otra especie más decente ocupe nuestro lugar”, “somos seres inconstantes y
estúpidos con mala memoria y un don para la autodestrucción”. Y son tan desgraciadamente
reales, que duelen.
Intriga,
emoción, drama… Tristeza, soledad, madurez…
Se va a hablar mucho tiempo de estos libros. Parece ser que Hollywood
los va a hacer aún más famosos. Esperemos que los respete (y que no los
endulce).